Madagascar es uno de los puntos claves para la biodiversidad mundial -biodiversity hotspots - con un porcentaje cercano al 90% de especies endémicas. La fauna malgache, simbolizada por los lémures, alberga especies exclusivas en este territorio como la tortuga radiada (Geochelone radiata) o la Tortuga aracnida (Pyxis arachnoides), seriamente amenazada y en la lista roja de CITES.

A pesar de esta riqueza natural - que acumula el 5% de la biodiversidad del planeta - existen multitud de amenazas para la supervivencia de sus especies.

Incendios agrícolas descontrolados, la sobreexplotación de los acuíferos y la deforestación indiscriminada son algunos de los factores que están provocando una degradación irreversible de este ecosistema. Además de contribuir al aumento de las tormentas de arena o “vientos rojos”, como son llamadas por la población local, causantes de que tierras de cultivo y pastizales dejen de ser cultivables al estar cubiertas de polvo.

La deforestación y el cambio climático, que agrava los periodos de sequía y la subida de las temperaturas, amenazan seriamente a las especies de flora y fauna de Madagascar. Según el estudio The fate of Madagascar’s rainforest habitat, en 2070, de combinarse la tendencia a la deforestación y las peores perspectivas climáticas, un 93% del hábitat de especies como los lémures desaparecería y con él la mayor parte de las especies y subespecies de los singulares primates.

Agua de Coco es una fundación que se dedica desde 1994 a la cooperación internacional y desde hace diez años a la sensibilización y educación para el desarrollo. Su misión es contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas en riesgo de exclusión social en los países del Sur, principalmente Madagascar y Camboya. Se centran especialmente en las mujeres y la infancia, a través de la educación como un motor para el desarrollo de las comunidades.